La Ciudad Autónoma ha elevado las exigencias ambientales de Remesa. El consejero de Coordinación y Medio Ambiente, Manuel Ángel Quevedo, ha confirmado que estos cambios se introducen en la autorización ambiental integrada de la empresa de gestión de residuos y se publicarán de manera oficial, seguramente, en el Boletín Oficial de Melilla el próximo martes.
Es la culminación a dieciocho meses de trabajo que han permitido la elaboración de un informe para pulir el funcionamiento de Remesa. En base a esta documentación, se exige a la planta un estudio de dispersión de contaminantes. También se reclama una mayor exigencia a los sistemas automáticos de verificación en continuo. Y se elevan los valores de los límites de emisión de contaminantes.
Remesa tendrá también que acometer un estudio olfatométrico encaminado a detectar los olores de su entorno, paso previo para definir un plan de actuación para reducir o eliminar aquellos que se consideren perjudiciales.
Los nuevos requisitos contemplan, a su vez, la modificación de los valores límite de vertidos de aguas industriales, y se ve afectada la periodicidad del control de aguas subterráneas. Otra de las medidas a aplicar tiene que ver con mejoras técnicas en la planta, para lo que se fija un periodo máximo de cuatro años, y también se exige un plan de mantenimiento.