La Consejería de Medio Ambiente y Sostenibilidad continúa repartiendo ceniceros de playa

La Consejería de Medio Ambiente y Sostenibilidad continúa repartiendo ceniceros de playa

La Consejería de Medio Ambiente y Sostenibilidad continúa repartiendo ceniceros de playa a los usuarios para concienciarles sobre la importancia de no tirar las colillas en la arena. No entierres tú colilla en la playa, la playa no es un cenicero. Disfrutar de una playa limpia de colillas es cosa de todos.

En España se consumen cerca de 90 millones de cigarrillos al día, lo que representa más de 32.800 millones de desechos de filtros al año, un residuo que tarda una década en degradarse y del que un 15 por ciento termina en las playas.

En el filtro de los cigarros es donde se acumula una gran parte de los componentes nocivos del tabaco, que además se liberan en contacto con el agua. Hablamos de acetona, amoniaco o naftalina, compuestos presentes en algunos productos de limpieza del hogar, pero también de arsénico, polonio, metanol o disolventes industriales.

Además de la toxicidad sobre el ser humano, las colillas suponen un grave e incómodo problema ambiental en playas, océanos y mares.

Un estudio del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universidad Autónoma de Barcelona (ICTA-UAB) señala que la mayor parte de los residuos que se acumulan en la arena de las playas son plásticos (36,8 %) y colillas de cigarrillos (30,6 %).

La Consejería de Medio Ambiente y Sostenibilidad lleva todo el verano repartiendo a los usuarios de las playas pequeños ceniceros en forma de cono para concienciar a la ciudadanía de la importancia de no tirar las colillas en la arena.

La Consejería recuerda que, aunque se intenten enterrar en la arena, la mayoría de las colillas acaban en el mar, lo que supone un grave problema de contaminación.

Las colillas contienen sustancias como cadmio, arsénico, alquitrán o tolueno que, al entrar en contacto con el agua, poseen efectos devastadores en la naturaleza y envenenan a moluscos, peces, reptiles y aves.

De hecho, cada colilla puede contaminar entre 8 y 10 litros de agua del mar y hasta 50 litros si se trata de agua dulce, y su ingesta puede ser una causa de mortalidad directa en aves y cetáceos.

La Consejería pretende con esta campaña fomentar el uso de ceniceros portátiles, porque el efecto que una simple colilla produce en el medio ambiente es muy grave.